Conduje a través de tus ojos, caricias proclames de amor miré en ellos, mar azul, promesas incalculables y deduje, con poca certeza, que algún día dejaría de mirarlos, y me perdería. He recorrido caminos sinuosos, llenos de tierra, buscando algo semejante, y sin éxito alguno, me he labrado una máscara, que remplaza mi tristeza. Busqué entre labios parecidos, tu sabor efímero, escudriñé bajo el torrente de sudor que emerge de distintas pieles, tu olor a humedad cotidiana; dejándome en total decepción al no encontrarte, me he perdido, tal y como predije, aquí, sin el roce de tu boca. Acribillé el polvo que persigue mi rastro, aunque eso carezca de sentido, y dejé en claro el lugar al que pertenece, Todo se ha ido al demonio, y siento el calor consumiéndome, arrastrándome a las brasas del infierno, y ya ni el infierno parece recibirme agradablemente, to